Cuidado y Consultoría

Viví casi tres años en Corea, justo cuando mi piel comenzaba a madurar. En cada estación, centro comercial o calle, encontraba una enorme oferta de productos para el cuidado de la piel. Quería empezar a cuidarla, pero había tanta variedad que no sabía por dónde comenzar. La mayoría de las referencias estaban en coreano o inglés, y no encontraba videos claros que explicaran cómo funcionaba la rutina coreana.
Entonces decidí investigar: leer sobre ingredientes, probar productos y descubrir cuáles funcionaban bien para mi piel. Poco a poco noté cambios, lo que me motivó aún más. También pensé en lo difícil que era acceder, desde Bolivia, a productos coreanos de calidad y a información confiable sobre rutinas adecuadas.
El día que regresé traje varios productos con la idea de compartirlos. No imaginé que entre familiares y amigos se acabarían tan rápido. Comenzaron los pedidos, y al inicio pedía ayuda a conocidos que viajaban para traer más. Pero pronto entendí que no era un modelo sostenible.
Después del primer año, decidí formalizar la empresa y traer productos en mayores cantidades, para abastecer a nuestros clientes y acercar un pedacito de la industria coreana de belleza a Bolivia.